En esta propuesta continúo indagando en factores
relacionados con la condición humana, si bien en esta ocasión desde el
paralelismo entre lo terrenal y el lado místico de nuestra esencia, desde la
relación onírica de la realidad a la parte telúrica de nuestra energía vital.
En viaje a la Isla de La Luna (2014), en el lago Titicaca
(Bolivia), descubrimos en el Palacio de Iña Kuyu, de la comunidad Coati, varios
santuarios donde las ofrendas son piedras, éstas son piedras místicas. Ante
esta sorpresa, y existiendo previamente relación con sus energías y
misterios, decidí que me acompañara una
de ellas a continuar el "viaje". Uno de los acompañantes me apuntó
ante el descubrimiento de lo que había decidido: ten cuidado con lo que has hecho, si te
llevas una piedra de aquí tendrás que volver a depositarla en su lugar: SOÑARÁS.
Durante un tiempo velé las piedras, en sus sueños. Ese
comentario me había afectado hasta alcanzar un estado de transe en el que soñé
por las piedras. Esa simbiosis, entre las piedras y yo, en la que SOÑÉ por
ellas. Fue un "viaje" a través de energías que abarcaban diferentes planos en nuestra condición humana.
Esto, y el proceso de mi producción en el que me encontraba
en ese momento, propició que me decidiera a trabajar esta invitación: LAS
PIEDRAS, SUEÑAN.
Donde el resultado es una puesta en escena de situación
onírica en el laboratorio de la vida, un espacio donde vamos a soñar junto a
las piedras, a realizar ese viaje vertical del que habla Dionisio Cañas, hacia
las cumbres espirituales o hacia los abismos infernales, porque en verdad a lo
sagrado sólo podemos acercarnos, aproximarnos, sentirlo por la inmovilidad, por
la meditación, por la lentitud y la negación de la velocidad. Es decir,
paralizando lo profano en el tiempo y en el espacio, dentro y fuera de
nosotros.
Esta propuesta expositiva reúne 4 producciones alrededor de
la invitación "Las piedras sueñan" que son: "Atlas de la
periferia (especularita y baritina)", "Mística Forzada (meteorito)",
"Osmosis (Shungita)" y "Melancolía". Una cuarta producción
relacionada con la propuesta "La coleccionista de luces" que lleva
por título "Luz de Atacama". Y una intervención lumínica en el
espacio, en este caso concreto en los jardines de la Casa-Museo, que lleva por
título "My life is the light (Mi vida es la luz)".
Se aglutinan estos trabajos a través de lo telúrico para
introducirnos en un viaje que debemos recorrer en solitario, solitario de sí y
de los hombres y también de las cosas,
solo en soledad se siente la sed de verdad que colma la vida humana. Por
ello invitamos a introducirnos en el desierto más árido del planeta, el
desierto de Atacama, para a través de él despojarnos de lo mundano y tratar de
llegar a la luz de tus ojos.
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SELECCIÓN PRENSA
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IMÁGENES DE LA EXPOSICIÓN
Mística forzada (Meteorito)
Ósmosis (shungita)
Melancolía (basalto)
Luz de Atacama
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INTERVENCIÓN LUMÍNICA EN LOS JARDINES DEL MUSEO
"MY LIFE IS THE LIGHT"
Producción enmarcada bajo el
epígrafe LA COLECCIONISTA DE LUCES (2012), donde una ficticia coleccionista
reúne experiencias alrededor de la luz. Mi vida es la luz se genera para
vivir una experiencia singular y generar diálogos con el lugar donde se exhibe
de manera que éste se re significa y pasa a formar parte de un todo. La luz
como metáfora de la condición humana nos desplaza, a través de esta experiencia
propuesta, a pensarnos y reflexionar alrededor del experimento propuesto.
VIAJE A TIAWANAKU
Francis Naranjo
HD. 19'15''. 2016
Banda sonora: VibraZoyd. José Manuel López López
Voz en off inicial: Fernando Galán
Poema: Oración en el bar de la Rosa Blanca. Dionisio Cañas
Voz en off poema: Dionisio Cañas
Edición: Román Segura (Las Palmas de Gran Canaria). Martín Pabón (La Paz)az)
Agradecimientos: Fundación Cinenómada para las Artes.
Inicialmente Viaje a Tiawanaku se plantea como un homenaje a Marisa Naranjo de la Coba, madre de Francis Naranjo (fallecida en el año 2015 después de una larga enfermedad), hasta transformarse en un homenaje a todas las madres.
Marisa Naranjo nunca salió de las Islas Canarias, siempre viajó a través de la memoria de los otros. Por circunstancias su vida fue singular: su separación matrimonial, abandonando a su marido embarazada de su único hijo, en plena dictadura franquista, que la obliga a vivir con unos amigos (Santa María de Guía) ya que esta situación le impide contar con el apoyo de su familia. Una España pobre y rural, de moral hipócrita, hace que su única obsesión sea su hijo.
Este vídeo se convierte en diferentes viajes, uno iniciático, donde la banda sonora, las imágenes y el poema su funden en un todo para ayudarnos a ese desplazamiento al que nos conduce la condición humana. Y por otro lado el físico, tangible. Después de su fallecimiento, esta vez Marisa, a través de sus cenizas, realiza su último viaje a vivir la experiencia de Tiawanaku (Bolivia), para reanudar el viaje a través de la memoria de nosotros. Donde nos esperará a continuar el ciclo vital.
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